DÍA INTERNACIONAL DE LA ADOPCIÓN

Hoy es el día internacional de la adopción.

Todos los niños y niñas, por el hecho de serlo, tienen derecho a tener una familia.

Una familia en la que se puedan sentir seguros, amados, criados con efecto y respeto. En la que se establezcan límites adecuados y se transmitan buenos valores.

Por ello la adopción es una medida de protección para aquellos niños y niñas que no tienen ese contexto seguro, y es labor de toda la sociedad ayudar a procurar a todos los niños y niñas una vida sana y feliz.

La maternidad y paternidad adoptiva no es como la biológica, por más que nos empeñemos en creer que sí. Todavía se sigue pensando que todo aquello que les sucede a los niños antes de que tengan recuerdos explícitos (a partir de los 2 o tres años) no es importante, y que cuando llegan a la familia adoptiva el pasado se borra, pero no es así.

Existe lo que llamamos la herida primaria, ésta hace referencia a la separación del bebé de su madre biológica, esa separación queda plasmada en su sistema. Esta primera experiencia y las siguientes, e incluso las prenatales, quedan grabadas en su memoria implícita.    

Esta memoria se expresa a través de sensaciones, como la de sentirse rechazada, vivir las pérdidas de una forma más intensa o desconectada, lleva a crear ciertos mecanismos de defensa para protegerse de un mundo que en un primer lugar ha resultado ser peligroso o no protector. Como bien dicen dijeron en las IV Conversaciones sobre Apego y Resiliencia Infantil en Donosti hace un año: Tempus fugit (el tiempo vuela), cuanto menos tiempo esté un bebé /niño en un contexto adverso mejor será para su futuro desarrollo, para su vida.

Creo ciertamente que las familias adoptivas deben tener una preparación específica para poder atender a esas necesidades específicas de sus hijos e hijas, esto sería lo que Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan llaman una Parentalidad terapéutica y reparadora.

 Esto no quiere decir que el amor no es importante, claro que sí, y mucho pero no es suficiente.