DÍA INTERNACIONAL DE LA ADOPCIÓN

Hoy es el día internacional de la adopción.

Todos los niños y niñas, por el hecho de serlo, tienen derecho a tener una familia.

Una familia en la que se puedan sentir seguros, amados, criados con efecto y respeto. En la que se establezcan límites adecuados y se transmitan buenos valores.

Por ello la adopción es una medida de protección para aquellos niños y niñas que no tienen ese contexto seguro, y es labor de toda la sociedad ayudar a procurar a todos los niños y niñas una vida sana y feliz.

La maternidad y paternidad adoptiva no es como la biológica, por más que nos empeñemos en creer que sí. Todavía se sigue pensando que todo aquello que les sucede a los niños antes de que tengan recuerdos explícitos (a partir de los 2 o tres años) no es importante, y que cuando llegan a la familia adoptiva el pasado se borra, pero no es así.

Existe lo que llamamos la herida primaria, ésta hace referencia a la separación del bebé de su madre biológica, esa separación queda plasmada en su sistema. Esta primera experiencia y las siguientes, e incluso las prenatales, quedan grabadas en su memoria implícita.    

Esta memoria se expresa a través de sensaciones, como la de sentirse rechazada, vivir las pérdidas de una forma más intensa o desconectada, lleva a crear ciertos mecanismos de defensa para protegerse de un mundo que en un primer lugar ha resultado ser peligroso o no protector. Como bien dicen dijeron en las IV Conversaciones sobre Apego y Resiliencia Infantil en Donosti hace un año: Tempus fugit (el tiempo vuela), cuanto menos tiempo esté un bebé /niño en un contexto adverso mejor será para su futuro desarrollo, para su vida.

Creo ciertamente que las familias adoptivas deben tener una preparación específica para poder atender a esas necesidades específicas de sus hijos e hijas, esto sería lo que Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan llaman una Parentalidad terapéutica y reparadora.

 Esto no quiere decir que el amor no es importante, claro que sí, y mucho pero no es suficiente.

La regulación emocional en tiempos del Covid19

Estar regulados significa poder sentir las emociones y experimentar las sensaciones sin que se apoderen de nosotros, sin que nos secuestren.

En situaciones como la que estamos viviendo es posible que notemos un estado interno de alerta (miedo) casi constante.

Esto, en parte, puede servir para quedarnos en casa todo lo posible y tomar las medidas de seguridad adecuadas y así protegernos y proteger a los nuestros ya que el miedo es una emoción necesaria. Pero si esa hiperactivación es muy elevada, nos puede llevar a sentir una gran desregulación emocional, es decir, a tener sensación de inquietud constante o bloqueo. Estas emociones pueden secuestrar nuestro cuerpo, nuestros pensamientos y conductas.

¿Qué podemos hacer entonces?

Una de las vías más directas para acceder a nuestras emociones (calmarlas en este caso) es el cuerpo. Si llevamos la atención a nuestro cuerpo, al lugar en el que notamos las sensaciones, lo más probable es que la intensidad poco a poco vaya disminuyendo y podamos transitar más suavemente a otro estado emocional. También podemos llevar la atención a otras partes del cuerpo, por ejemplo, los pies, notar cómo tocan el suelo, observar si la sensación que sientes es agradable o no, si el suelo está frío o si el pie está calentito dentro del calcetín.

Alza la vista y elige tres objetos que tengas cerca, obsérvalos, di su nombre, color, para que sirven, cómo crees que será su textura, su olor, etc. Luego puedes acercarte y cogerlos, tocarlos, mirarlos desde todos los ángulos y cuando ya te los hayas aprendido casi de memoria, volver a dejarlos en su lugar. ¿Qué ha pasado?, ¿qué sensaciones has tenido?, ¿qué ha ocurrido con tus pensamientos?, ¿y con tu respiración?.

Estos son pequeños ejemplos, lo importante es que encontréis los que se adapten a vuestras necesidades y posibilidades, sin obligarse a nada, no perdamos de vista que estamos viviendo una situación excepcional, para todo y tod@s.

*Si vemos que las sensaciones son muy potentes y duraderas en el tiempo, quizá lo mejor es pedir ayuda a un profesional.